El día de hoy es un día para reconocer a las trabajadoras sexuales, reconocerlas como personas titulares de derechos, y entre aquellos derechos encontramos el más importante; el derecho a una vida libre de violencia.
Esta efeméride surgió en el año 2003 por todos los crímenes violentos que ocurrieron en la ciudad de Seattle entre los años ochenta y noventa, y que fueron perpetrados por el «El Asesino de Green River», en donde el asesino creía que debía purificar las calles y con esa misión encomendada por su cabeza enferma asesinó a más de 49 prostitutas. Cuando fue detenido, tuvo el cinismo y descaro de decir sin un más mínimo de remordimiento y con la mayor franqueza del mundo que su meta era «matar al mayor número posible, con la finalidad de limpiar las calles».
Desde ese horrible acontecimiento se ha tomado el 17 de diciembre como un día de homenaje para las víctimas, pero con el tiempo ha cambiado su razón de ser con el propósito de darles voz a todas las trabajadoras sexuales que sufren todo tipo de maltratos y abusos, ejerciendo su trabajo.
En ocasiones dejamos esa parte que nos hace humanos, se nos olvida que aquellas personas son seres vivientes, que sienten y que piensan; y que por ende aquellas personas merecen un trato digno, merecen los mismos derechos que cualquier trabajador.
Independientemente de su forma de vida y de que no estemos o estemos de acuerdo en cómo la manejan, en realidad viven un grado incalculable de rechazo, y ese rechazo se basa a un conjunto de ideologías inculcadas por el paso de los siglos, por mala información y por una mala planeación de conceptos (ignorancia).
En realidad, este día no se trata de debatir posturas, sino de luchar por la igualdad ante la ley. El derecho que todo ser humano tiene de vivir bien, de sentirse seguro, de ser respetado y de gozar de un entorno tolerante.
En un Estudio realizado con 103 personas dedicadas a este oficio resultó que el 95.8 por ciento sufrió violencia física, el 26.0 por ciento violencia sexual y el 24.0 por ciento violencia emocional y que respecto a los actores involucrados en episodios violentos, en el 97.9 por ciento de los casos fueron compañeras de trabajo, en el 77.2 por ciento, clientes; en el 30.2 por ciento, propietarios o empleados de los bares y en el 25.0 por ciento, la policía.
Por esta razón cada año las organizaciones en pro de los derechos de las trabajadoras sexuales se lanzan a la calle, a exigir que se les garanticen los derechos que ellas ya tienen simplemente por haber nacido y ser ciudadanas del mundo.
Como sociedad podemos contribuir informándonos y leyendo sobre el tema, siendo más humanos y empáticos a todas las circunstancias, asistir a eventos realizados por organizaciones que visibilizan los problemas entorno a, y escuchar lo que ellas tienen que decir.
Así que este 17 de diciembre, dile no a la violencia de género que viven estas mujeres a diario y recuerda que ellas también son parte de tu comunidad.
“Todas las personas, excepto las que son ricas de manera independiente y las desempleadas, recibimos dinero por el uso de nuestro cuerpo. Profesores, obreros, abogados, cantantes de ópera, prostitutas, médicos, legisladores, todos hacemos cosas con partes de nuestro cuerpo y recibimos a cambio un salario. Algunas personas reciben un buen salario y otras no; algunas tienen cierto grado de control sobre sus condiciones laborales, otras tienen muy poco control; algunas tienen muchas opciones de empleo, y otras tienen muy pocas. Y unas son socialmente estigmatizadas y otras no lo son”.
Marta Nussbaum