Salir de un círculo de violencia psicológica y física no es fácil, Dalilah Frontier relata su experiencia, que lamentablemente viven decenas de mujeres en México.
Dalilah, quien es servidora pública en Puerto Morelos, confiesa que desde muy pequeña fue víctima de maltrato, por lo que creció con muchos traumas. Por lo anterior, confiesa que no le fue fácil tomar buenas decisiones y terminar con relaciones tóxicas.
“Me costó 32 años entender que necesitaba ayuda. Hasta hace dos años yo no sabía que era inteligente porque minimizaba a mi capacidad”, dijo. Con tan solo 22 años, Dalilah tuvo a su primer hijo y mantuvo una relación sentimental con un hombre que la violentaba.
Durante 10 años fue víctima de violencia física, psicológica y verbal. El miedo y la baja autoestima no le permitían salir a buscar ayuda. “No fue fácil. Yo tenía la necesidad de hablarle a mi expareja aunque no me faltaba nada, pero me faltaba yo a mi misma”, comparte.
A pesar de que Dalilah intentaba salir adelante, el tiempo le dio a entender que necesitaba ayuda psicológica para poder trabajar en ella misma. “Yo me dije no estoy bien, no estoy curada del todo. A veces nos escondemos bajo una máscara y cuando te preguntan ‘¿cómo estás?’ Siempre decimos ‘estoy bien’ aunque no sea verdad”, expresa.
La falta de una red de apoyo en el momento que más lo necesitaba motivaron a Frontier a acercarse a víctimas de violencia para compartir su experiencia y así ayudar a otras mujeres. “El tiempo no es perdido, son experiencias que yo viví y tal vez era necesario haberlas vivido para yo convertirme en la persona que soy ahora. En la persona que pueda inspirar a alguien más”, expresa.
Para Dalilah, ser mujer es una horrible maldición en la que se siente bendecida. Un poder que le permite hacer todo lo que se proponga. “El mejor poder que tengo es ser mujer. Nosotras podemos lograr muchas cosas. Las mujeres somos bárbaras”, finaliza.
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