✒ Adriana Varillas
📸 Paola Chiomante
Desafiando estereotipos de género, límites geográficos y con apenas 18 y 16 años, las cancunenses Analí Guadalupe Vargas Jiménez y María Fernanda Ayil Hau, estudiantes del Conalep 3, en la carrera de Mantenimiento de Motores y Planeadores, fueron elegidas para representar a México en la “Genius Olympiad 2025”, una competencia internacional de robótica a celebrarse del 9 al 13 de junio de este año en Rochester, Nueva York, en la que se presentan innovaciones tecnológicas.
Además de prepararse para la contienda, que reunirá a más de 4 mil proyectos, presentados por estudiantes de 77 países en promedio, Analí y María Fernanda libran una carrera contra el tiempo.
Así lo comparten en la entrevista que conceden a Periodismo Objetivo y NewsDay Caribe , desde la Biblioteca Enrique Baroccio, en la ciudad de Cancún, en donde desde varios meses atrás realizan diversas pruebas.
Analí y María Fernanda, junto con Mariana Vargas, de 12 años, integran el Team Nova X, la única agrupación conformada por mujeres, entre las seleccionadas por Robótica México, una academia que organiza la competencia en el extranjero, considerada la cuarta feria de Ciencias más grande del mundo.
Debido a la edad, Mariana no podrá viajar, pero también ha participado activamente como parte del equipo. Analí y María Fernanda irán en compañía de una tutora y una coach, que son sus mamás y las han apoyado en la ruta por encontrar su camino y alcanzar sus sueños.
Antes del 29 de abril deben reunir el dinero que les permita costear el viaje, la inscripción, el alojamiento y otro tipo de gastos, para lo cual buscan recaudar fondos a través de donaciones e incluso, la venta de antojitos, razón por la cual solicitan el apoyo de la comunidad de Cancún, de su gobierno y del gobierno estatal.
Para ello han habilitado una cuenta de GoFundMe, así como opciones de depósito bancario y Mercado Pago.
“Ya hemos preparado comida para venta. Estamos planeando una rifa próximamente, por si quieren su boleto.
“Tenemos venta de comida. Estamos vendiendo comida sobre la avenida Kabah, a la altura de la (avenida) 20 de noviembre, por ahí. Ya hicimos cochinita y próximamente vienen tacos. Entonces por si quieren pasar ahí estaremos con nuestro cartel vendiendo. Muy ricos por cierto. Muy ricos, la verdad su mamá tiene pues un gran sazón”, comentó Analí, entre risas.
Al momento de hacer el pago –explicaron– se genera una carta visa para poder ingresar a Estados Unidos. La fecha límite es el 29 de abril. Con ello viajarán a Mérida, para tramitar su visa en el Consulado.
También falta comprar los boletos de avión. Para economizar, harán una escala en Toronto, en lugar de viajar directo a Nueva York.
Rompiendo estereotipos de género
Más allá de los tornillos, sensores, circuitos y códigos que integran su proyecto, éste forma parte de un sueño que es también una declaración de principios: Demostrar que las mujeres pueden ser líderes en la Ciencia, que la tecnología debe estar al servicio del planeta y que la educación es la herramienta más poderosa para trascender.
“Queremos demostrar que las mujeres también podemos ser líderes en la Ciencia, en la tecnología, en la innovación. Que sí se puede llegar lejos, incluso si eres mujer, joven, y vienes de una escuela pública”, dice una.
“A veces ves que hay niñas que no se animan porque creen que esto es solo para hombres. Pero si nos ven a nosotras ahí, van a saber que ellas también pueden”, respalda la otra.
Inspiradas por la ingeniera eléctrica y divulgadora de la Ciencia, Katya Echazarreta, la primera astronauta mexicana, así como por figuras como Ada Lovelace, matemática considerada la primera programadora en la Historia y Marie Curie, científica y pionera en el estudio de la radioactividad, afirman que buscan “dejar huella” e inspirar a otras niñas y adolescentes.
“Ambas nos sentimos muy orgullosas porque gracias a esto podremos tener más oportunidades, pero no solo para nosotras dos, sino de que cualquier niña que nos esté viendo o cualquier mujer que nos esté viendo y se quiera dedicar a la Ciencia se va a sentir inspirada”, manifiesta una.
“Y decimos, queremos ser esas, queremos esforzarnos, queremos llegar a donde está ella, queremos ser así y queremos ser una inspiración para otras niñas también. Y no solo, pues se siente también como una cierta presión igual de estar a la altura de estos proyectos”, sostiene otra.
Actualmente cursan la carrera técnica en reparación de aviones, un área dominada por hombres.
Allí aprenden desde mecánica de motores hasta electromagnetismo. Su jornada diaria incluye el estudio de manuales técnicos en inglés, prácticas con avionetas y elaboración de reportes complejos, pasión que les ha hecho poner la mirada más allá del cielo.
Las dos anhelan estudiar Ingeniería Aeroespacial o mecánica, en el extranjero, de ser posible con becas dirigidas a mujeres mexicanas, toda vez que en Quintana Roo este tipo de carreras no existen; tampoco en la Península de Yucatán, y están disponibles solo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Universidad Aeronáutica de Querétaro.
“Yo quiero ser ingeniera aeroespacial. Desde pequeña me imaginaba trabajando en la NASA o diseñando naves que viajen a otros planetas”, dice una, mientras la otra la secunda: “Queremos llegar al cielo. Y si es posible, más allá del cielo”.
El inicio
El gusto por construir robots, recuerdan, comenzó hace un año, luego de competir en un torneo interno del Conalep. Analí le contó a su mamá sobre sus inquietudes y la inscribió a una academia de robótica, ligada a la Olimpiada Mundial en el Instituto de Tecnología de Rochester, desde hace 13 años.
Como necesitaba de un equipo, le propuso a María Fernanda sumarse. La adolescente no lo pensó y le dijo que sí.
“Estábamos en la clase de Aerodinámica, ella me platicó sobre esta aventura, porque estábamos en esto; ella me comentó sobre este proyecto de la Olimpiada de Genios. Me dijo que si yo quería participar con ella, siendo parte de su equipo, a lo cual yo le dije que sí, lo primero que dije fue un ‘sí’, nunca tuve una duda, nunca me negué. Siempre fue un sí”, expresó María Fernanda.
Desde agosto trabajaron en su proyecto y apenas el 5 de abril se anunció a los equipos finalistas. El suyo salió seleccionado, junto con otro de Playa del Carmen y de otras entidades de la República, como Monclova, Coahuila, pero ellas son el único equipo de mujeres.
La premura en la publicación de las y los finalistas ha dificultado obtener los recursos para la inscripción, los boletos y otros gastos, pues todo es en dólares, incluido los pasajes de avión de su tutora y de su coach, figuras que las deben acompañar según la propia academia.
El reto por el cual fueron seleccionadas se llama “Genie Restorator” y su enfoque es de corte ambiental. Su robot debía ser rápido e inteligente; recolectar muestras de agua, hacer reforestación de un área y recoger escombros, seleccionarlos y hacer reciclaje.
“Tenemos que hacer un video de presentación y un video de demostración. Entonces el video de presentación todo es completamente en inglés. Nos presentamos como equipo, pues presentamos a nuestro robot, le pusimos nombre y a nuestros prototipos les pusimos nombre”, relata Analí, quien explica que cumplieron con ese requisito para clasificar y le pusieron nombre al robot y a sus prototipos.
Al primero le pusieron “Frank Sinatra”, como el cantante estadounidense, nombre en el que coincidieron espontánea y casi, instantáneamente.
Además de los videos de presentación y explicación tuvieron que redactar un libro de Ingenieria, con la parte técnica del proyecto.
Se preparan para encontrar soluciones ante crisis climática
Hoy, preocupadas por el cambio climático, el par de estudiantes apuesta por desarrollar soluciones que combinen innovación y sostenibilidad. Imaginan un futuro con máquinas que recojan basura o eliminen microplásticos, y quieren estar preparadas para liderar esa transformación.
“Pensamos en un futuro donde existan máquinas que recojan basura, que limpien microplásticos del agua, que ayuden a salvar el planeta (…) si se va a necesitar gente que limpie el mundo, queremos ser pioneras”, señala Analí.
La secunda María Fernanda, quien agrega que la naciente industria verde, aún sin nombre, necesitará también de mujeres preparadas. “Queremos estar listas para eso. Ser las primeras en estar ahí”.
Las dos sueñan también con impulsar la industria aeronáutica en México. Se han dado a la tarea de profundizar en las limitaciones impuestas por tratados internacionales vigentes, que impiden la construcción de aviones en el país, pero confían en que esa ventana se abrirá y las encontrará listas.
“Podemos ser la primera generación de ingenieras que diseñe aviones hechos en México”, afirman.
