Un viaje de vacaciones se convirtió en una nueva oportunidad para Trini, quien llegó a Cancún como turista, pero vio en el caribe mexicano el escenario perfecto para realizar sus sueños. Sin miedo y optimista, dejó su vida en Coatzacoalcos, Veracruz, para comenzar un nuevo camino para ella y sus hijas.
Pese a las pocas oportunidades que tenía por la falta de estudios, Trini aceptó el reto de migrar a Puerto Morelos para trabajar en un restaurante y así terminar con la violencia que vivía junto a su esposo. “Los retos que siempre me he puesto, digo, no me voy a dar por vencida porque los retos son buenos y si los llevas a cabo son mejores”, dijo.
Hace 30 años comenzó su historia en Puerto Morelos, que al ser un destino joven había facilidades para ahorrar y emprender. Trini siguió su sueño y la visión que tenía de su vida: abrir un restaurante. “Mi visión era tener un restaurante. Tener lo que tanto nos faltó en Cancún, nos faltó mucho la comida, gustos que nos queríamos dar, pero no podíamos porque no teníamos dinero. Me quitaba los aretes para irlos a empeñar cuando estábamos en Cancún. Me daban cien pesos y con eso comíamos”, declaró.
Fue en 1998 cuando dejó atrás el miedo y abrió su primer negocio, que fue un puesto de comida. Su esfuerzo y perseverancia hicieron que poco a poco fuera creciendo hasta convertirse en lo que es ahora. “Yo soy una persona que me gusta darle al pueblo lo que el pueblo me dio a mí. El pueblo me acogió, me dio muchas esperanzas de salir adelante con mis hijas. Yo tengo que darle al pueblo un poquito de lo mío, de agradecimiento. Me encanta Puerto Morelos y de aquí me van a sacar con los pies por delante”, aseguró.
Trini aseguró que su prioridad siempre fue servir a la comunidad, por lo que, cuando se le presentó la oportunidad de hacerlo, no dudó en generar diversos proyectos en beneficio de las personas que más lo necesitan.
Durante el tiempo que estuvo como representante de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), en Puerto Morelos, solicitó a los integrantes del sector a participar en la realización de una cena navideña el 24 de diciembre para los habitantes.
“Desde que puse mi restaurante empecé a ver las necesidades de Puerto Morelos. Yo estuve como representante de Canirac, entonces me hice muy amiga de personalidades y me acuerdo de que me dijeron ‘nosotros como hoteleros tenemos una responsabilidad con la comunidad de Puerto Morelos, pero no hay quien lo haga’”, recordó.
Desde ese entonces hasta ahora, ya son 11 años los que ha dedicado su tiempo para preparar comida y compartir felicidad en una fecha tan especial como Navidad. Pese a que sus sueños se estaban realizando, Trini recuerda el momento en que sus hijas se casaron y sintió la soledad. Sin embargo, sus nietos y su desarrollo profesional le dieron las fuerzas para continuar con su vida.
Los obstáculos fueron su motivación para salir adelante. Ahora, le recuerdan el camino que recorrió para no rendirse y lograr sus metas.
“Vivía en un cuarto chiquito que estaba cerca de un manglar y los gusanos se subían. Arriba de la casa había un nido de palomas, donde ponían huevos y se morían los pichones, entonces se agusanaban. Cuando llovía nos caían gusanos de arriba y estaban los de abajo. Nosotras sin cama, sin donde sentarnos, nos pasábamos la noche paradas cuidándonos de los bichos”, recuerdó.
La vida de Trini no ha sido fácil, ella asegura que sigue de vacaciones, trabajando para generar más oportunidades en Puerto Morelos a través de diversos proyectos, como son el Festival del Taco y el Festival del Ceviche. “Ser mujer es la valoración más grande, nosotras como mujeres tenemos dos manos con las que podemos hacer maravillas. Ser mujer es la satisfacción más grande que Dios nos dio, somos inteligentes, pero a veces no nos quieren reconocer”, expresó.
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